El padre y la madre de Benita

Extraescolares Creativas para AMPAS y familias. Eskolaz kanpoko ekintza sortzaileak guraso elkarteentzat eta familientzat
Hemos tenido cienes y cienes de quejas porque os llamé malolientes ayer.
¡Por fin tenemos noticias de nuestra gata malencarada favorita, Benita! Leámosla.
«No gano para disgustos. Estos humanos que me alimentan se están tomando demasiadas libertades. ¿Os podéis creer que el otro día me cogieron en brazos? Con lo mal que huelen a jabón… Estaba yo tan tranquila comiendo unas lonchas de pavo, que me gusta mucho, y aprovecharon la ocasión para cogerme. Normalmente les dejo que me rasquen la cabeza, me gusta y parece que a ellos también, hay que tener detalles con ellos para que no piensen que no valen para nada. Pero voy a tener que dejarles las cosas claras porque no les he dado permiso para que me cojan. Yo decido cuando me subo a su regazo (que es nunca jajaja); voy a tener que tomar cartas en el asunto. Empezaré por salir corriendo cada vez que aparezcan, eso les enseñará quién manda.
Soy una gata muy ocupada y tengo muchas actividades que hacer cada día sin falta: comer, echarme varias siestas y perseguir a las ardillas, que son mis archienemigas. Lo de la siesta es muy importante, porque hablar con los humanos me agota. Son muy tontos y les tengo que repetir las cosas todo el rato. Además, cuando intentan hablar en gato, tienen un acento terrible. Pero lo intentan, que es lo importante.
Volviendo al tema de las ardillas, he intentado negociar con ellas para que dejen de venir a mi casa y no ha habido manera. Se ríen de mí todo el rato.
– Eh, ardilla, ¿qué haces aquí? Esto es propiedad privada; márchate ya. Esas pasas son para los mirlos porque necesitan comida en invierno, no te las comas.
– Uuuu, mira quién habla. ¿Quién te crees que eres para echarme? Voy a venir aquí a enterrar todas las bellotas que me dé la gana. Y me comeré todas las pasas que quiera.
Ese horrible roedor se reía de mí con los carrillos llenos. No podía aguantarlo más y en ese momento, salté hasta el poste donde estaba apostada. Por desgracia, la ardilla me vio y salió corriendo en dirección contraria, mientras me decía que soy lenta y torpe. Supongo que decía eso, es difícil de entender a alguien que habla con la boca llena. Además de insolentes, son groseras. Algún día te pillaré y veremos quién se ríe.
Bueno, me despido por hoy que se me está haciendo tarde para mi cuarta siesta del día.